domingo, 27 de marzo de 2011

LA NIÑA Y EL LOBO

Una tarde, en un bosque oscuro, un gran lobo esperaba por una pequeña niña que iba a aparecer llevando una cesta de comida para su abuela.
En efecto, la niña apareció cargando con la cesta de comida. “¿Vas a llevarle esa cesta a tu abuelita?”, preguntó el lobo.
La pequeña niña dijo que sí, que así era. Entonces el lobo le preguntó dónde vivía su abuela y la niña se lo dijo, y el lobo desapareció entre los árboles.
Cuando la niña abrió la puerta de la casa de su abuela vio que había alguien acostado en la cama con el gorro de dormir puesto.
No se acercó a más de unos pasos cuando se dio cuenta de que no era su abuela sino el lobo el que yacía sobre la cama, ya que, aún con el gorro puesto, el lobo se parecía a su abuela tanto como el león de la Metro-Goldwyn se parece a Abraham Lincoln.
Por lo que la pequeña niña extrajo una pistola automática de la cesta y se la vació encima al lobo.

Moraleja: Ya no es tan fácil engañar a las pequeñas niñas como lo era antes.

James Thurber

jueves, 17 de marzo de 2011

MERCURIO Y EL LEÑADOR

Un leñador cortaba madera en la ribera de un río que estaba consagrado a Mercurio, y se le cayó el hacha al agua, de lo cual sumamente afligido el leñador se puso a llorar en la orilla.
Movido el dios a la compasión, se le apareció y le preguntó la causa de su pesar. Una vez informado de todo, le presentó al leñador un hacha de oro y le preguntó si era el hacha que había perdido, pero él respondió que no. Después le enseñó Mercurio un hacha de plata , y le dijo si era aquella la que había perdido, pero le respondió que no era tampoco. Después le enseñó una de hierro, que vista por el leñador, dijo ser la suya. El dios, conociendo en esto su bondad y virtud, le dio en premio las tres hachas.
El leñador, lleno de gozo, contó el suceso a sus compañeros, uno de los cuales quiso probar fortuna, y yendo al río dejó caer en él su hacha y se puso a llorar. Apareciósele Mercurio y preguntándole por qué lloraba, luego que le manifestó la causa, le presentó un hacha de oro, y le preguntó si era aquella la que había perdido. El hombre respondió que sí, y conociendo el dios su impostura, no le dio la de oro ni le devolvió la suya.
Dios es propicio con el bueno, pero severo con el malo

ESOPO

sábado, 5 de marzo de 2011

EL DEDO

Un hombre pobre se encontró en su camino a un antiguo amigo. Éste tenía un poder sobrenatural que le permitía hacer milagros. Como el hombre pobre se quejara de las dificultades de su vida, su amigo tocó con el dedo un ladrillo que de inmediato se convirtió en oro. Se lo ofreció al pobre, pero éste se lamentó de que eso era muy poco. El amigo tocó un león de piedra que se convirtió en un león de oro macizo y lo agregó al ladrillo de oro. El amigo insistió en que ambos regalos eran poca cosa.

-¿Qué más deseas, pues? -le preguntó sorprendido el hacedor de prodigios.

-¡Quisiera tu dedo! -contestó el otro.

Feng Meng-lung

domingo, 13 de febrero de 2011

Especial de San Valentin!!


AL TRISTE

Ahí está lo que fue: la terca espada
del sajón y su métrica de hierro,
los mares y las islas del destierro
del hijo de Laertes, la dorada
luna del persa y los sin fin jardines
de la filosofía y de la historia,
el oro sepulcral de la memoria
y en la sombra el olor de los jazmines.
Y nada de eso importa. El resignado
ejercicio del verso no te salva
ni las aguas del sueño ni la estrella
que en la arrasada noche olvida el alba.
Una sola mujer es tu cuidado,
igual a las demás, pero que es ella.

jueves, 10 de febrero de 2011

En Egipto se llamaban las bibliotecas el tesoro de los remedios del alma. En efecto, curábase en ellas de la ignorancia, la más peligrosa de las
enfermedades y el origen de todas las demás.